martes, 27 de agosto de 2013
Meditación
Thich Nhat Hanh es un monje budista que ha impulsado el budismo zen en Occidente. Desde hace mucho tiempo vive en el sur de Francia, en una comunidad que se llama Plum Village. Practica la meditación de una forma sencilla y efectiva. Lo que sigue es un fragmento de su libro "El verdadero amor".
"Sin la energía de la plena conciencia vivimos como si estuviéramos muertos [...]
Si observas a tu alrededor, verás que hay gente que vive como si estuviera muerta. Albert Camus dijo que estábamos rodeados de cadáveres ambulantes. Gracias a la práctica de la plena conciencia, renacemos de nuevo de inmediato. Estar vivo es estar presente en cada momento, vivir el ahora, y podemos lograrlo por medio de la respiración consciente. En la meditación budista practicamos la resurrección a cada momento: "Respira, estás vivo". El Espíritu Santo está presente en nuestra respiración consciente: "Danos hoy el pan nuestro de cada día". Ésta es la práctica de vivir en el momento presente. En el cristianismo se encuentra la misma enseñanza que en el budismo.
Al meditar andando cada paso que damos nos devuelve al momento presente. Al caminar distraídos sacrificamos el momento presente a un futuro destino: no estamos vivos. Y hablando de destinos, tal vez te preguntes, ¿cuál es mi último destino? ¿El cementerio quizás? En este caso, ¿por qué tienes tanta prisa por llegar a él? La vida no se encuentra en esa dirección, sino en el presente, en cada paso que das. Por eso debemos caminar de tal modo que la vida surja de cada paso que demos"...
viernes, 23 de agosto de 2013
En busca de sentido
Una de las obras más conocidas y leídas de Viktor Frankl es El hombre en busca de sentido, además una de las 10 obras más influyentes en Norteamérica según la Library of Congress en Washington.
El autor la escribió al acabar la Segunda Guerra mundial debido a la necesidad que sentía de narrar su experienci, como la de tantos otros, en los diversos campos de concentración en los que fue confinado. El editor dispuso que además de esa experiencia, narrara los principios básicos de la terapia que estaba naciendo a partir de aquella extrema situación, la Logoterapia. El libro se publicó por primera vez en Alemania en 1946.
Habla de dos temas básicos: su experiencia en el campo y la Logoterapia.
La experiencia en el campo la estructura en el traslado, la estancia y la liberación. Todo lo que ha sido narrado por otros prisioneros, sólo que una experiencia personal que comenzaba por la detención y traslado hacia los diversos destinos de tantos seres humanos tratados tan indignamente. Vagones donde se hacinaban 80 personas, sin poder ver la luz, dentro de los cuales tenían que hacer sus necesidades. Luego la llegada y las primeras selecciones que conducían a dos caminos distintos: al trabajo y a las cámaras de gas.
Y la vida en el campo tan cruel, tan humillante, tan despiadada. El prisionero tenía la tentación de "lanzarse contra las alambradas", o sea de suicidarse para evitar toda aquella miseria y espanto. Uno se sentía desnudo, sin ningún bagaje, sin nada que esperar. Cuenta el día a día de su estancia dejando de paso lo más tremendo y centrándose en lo más cotidiano.
La liberación, en contra de lo que podría parecer, no fue tampoco un momento alegre, sino de desorientación, de desconcierto. Con el agravante de que su esposa murió en otro campo, pero en el momento de la liberación, al ser pisoteada por la multitud.
De toda esta experiencia, fue creando la Logoterapia. Y es que vio que, a pesar de cualquier situación por extrema que sea, nadie te puede arrebatar la dignidad ni la libertad. No somos libres para elegir lo que nos pasa, pero sí para elegir el modo en que reaccionamos ante lo que nos pasa, por muy malo que sea. Por eso soportamos el sufrimiento y tratamos de darle sentido. Hizo suya la expresión de Nietzsche. "Quien tiene un porqué para vivir, encontrará el cómo".
El hombre debe encontrar una razón para vivir incluso en las situaciones más extremas de sufrimiento basado en su dimensión espiritual.
La Logoterapia trata de dar un sentido a la existencia humana y una condición fundamental es el amor.
lunes, 22 de julio de 2013
Viktor Frankl
Viktor Frankl |
Nació en Viena en 1905 y murió en la misma ciudad en 1977. Fue catedrático de Neurología y Psiquiatría y fundador de la Logoterapia, la tercera escuela vienesa de Psicoterapia. Escribió numerosos libros, entre los que destaca El hombre en busca de sentido, uno de los 10 libros que más influencia han tenido en América, según la Librería del Congreso en Washington.
Pero lo más destacable de Viktor Frank es su condición de auténtico superviviente, después de haber sido internado en diversos campos de concentración por ser judío, el último Auschwitz, hecho que pudo haber evitado.
Su hermana huyó a Australia, su hermano quiso huir a Italia, pero fue detenido y deportado a Auschwitz donde murió junto a su familia. Viktor lo tenía más fácil, puesto que poseía un visado para vivir en Estados Unidos. Pero pensó en lo desprotegidos que quedaban sus padres, puesto que intentó obtener un visado para ellos y no pudo conseguirlo. Él y su joven esposa habrían podido huir y tener un futuro prometedor, pero se quedaron. Un día Viktor entró a meditar a la catedral de San Esteban, se sentó y estuvo dando vueltas al asunto: huir de la barbarie, podía hacerlo, pero dejaba solos a sus padres; quedarse era correr un gran riesgo.
Regresó a su casa y encontró la respuesta, la mejor respuesta: se iba a quedar a ocuparse de sus padres. Al cabo de pocas semanas la barbarie, la maldad sin límites entró a su casa, los detuvieron a todos y los llevaron a campos de concentración. Allí murieron todos menos Frankl, que había entendido muy bien que "prójimo" viene de próximo y que los que están al lado son los primeros prójimos. Porque hay mucha gente que se embarca en ONGs, se van a lo lejano y descuidan a los próximos, que tal vez no dé tanto caché.
Muchos supervivientes de los campos de concentración no pudieron sobrevivir una vez fuera, muchos terminaron en el suicidio, la vida les resultaba absurda. Tal es el caso de Primo Levi que lo hizo bastantes años después. Pero Viktor Frankl, que en bastantes ocasiones tuvo esa tentación, siguió adelante venciendo las muchas dificultades que se le presentaron. Y más que probablemente, como terapeuta y como escritor, haya ayudado a mucha gente. Recuperó el sentido de su vida.
viernes, 12 de julio de 2013
Feliz cumpleaños
Platón y Aristóteles |
M. A. es mi ser más querido. Se trata de un joven honesto, enemigo de la mentira, incapaz de la traición a un amigo. Es un ser noble y cabal donde los haya. M. A. es un hombre bueno. Y yo me congratulo de los enormes valores que atesora. Nunca responde al mal gesto de un amigo con otro mal gesto. Y siempre pone buenas y sensatas palabras para aplacar al airado.
Aristóteles no escribió la Ética a Nicómaco para su hijo, sino que alguien que ordenó los libros le puso este título en alusión al nombre de su hijo. En esta obra hay mucho espacio, muchas bellas páginas dedicadas a la amistad.
"Es más fácil contemplar a nuestros prójimos que a nosotros mismos, y sus acciones que las propias, y las acciones de los hombres buenos cuando éstos son amigos suyos, son gratas a los buenos... El hombre dichoso necesitará de tales amigos, ya que quiere contemplar acciones buenas y que le pertenecen, y tales son las acciones del hombre bueno amigo suyo".
Aristóteles, Ética a Nicómaco.
viernes, 5 de julio de 2013
Meditación de Marco Aurelio
Dice Marco Aurelio al comienzo del libro II de sus Meditaciones:
"Al amanecer, dite a ti mismo: me voy a tropezar con un indiscreto, un desagradecido, un insolente, un envidioso, un insociable. Todo esto les sucede por su ignorancia del bien y del mal. Pero yo que he visto la naturaleza del bien, que es lo bello, y la del mal, que es lo vergonzoso, y la del mismo que comete la falta, que es de mi género, partícipe no de la misma sangre o semilla, sino de la mente y de una partícula divina, no puedo sufrir daño por obra de ninguno de ellos, pues ninguno me cubrirá de vergüenza; y no puedo enfadarme con un pariente ni odiarlo, porque hemos nacido para una tarea común, como los pies, como las manos, como los párpados, como las hileras de dientes superiores e inferiores. De modo que obrar unos contra los otros va contra la naturaleza y es obrar negativamente enojarse y volverse de espaldas".
domingo, 30 de junio de 2013
Envidia
El Bosco - Envidia |
La envidia es la pena ante el bien ajeno. O sea, algo horrible para el que siente envidia. Que uno se alegre por la dicha ajena es extraordinario, que sepa reconocer los méritos de los demás es de lo más saludable, pero que se apene cuando los otros son dichosos, les van bien las cosas, eso es además de mezquino, pantanoso, cenagoso, insalubre...
El Bosco ilustra la envidia con un burgués que trata de seducir a la mujer de otro y un mercader que mira a un joven noble que pasea con el halcón en el puño. Seducir a la mujer de otro, mirar al joven noble, ¿pero qué hacen estos personajes? Están pendientes de otros, están fastidiados porque no tienen lo que tienen otros.
Eso le pasa al envidioso, nunca está pendiente de su vida, está pendiente de lo que tienen o no tienen los demás, es el ser más desgraciado que existe. Casi más que un pecado o un defecto es una infelicidad.
La envidia se relaciona con el rencor, ese gusano en la conciencia del que hablaba NIetzsche, esa autodestrucción de uno mismo. Porque si tuviera vitalidad y aprendiera a vivir su vida, dejaría de ser envidioso y rencoroso.
Muchas veces decimos: qué envidia me das, pero envidia sana. No existe la envidia sana. Como decía Borges: "El tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen que es envidiable". Y es que la envidia es siempre una desgracia. Cuando decimos eso de la envidia sana, tendríamos que usar otras palabras, porque o es envidia o no es envidia, pero es imposible que sea envidia sana.
Contra el vicio de la envidia, el cristianismo propone la virtud de la caridad. Ya he hablado de este tema en otro post dedicado exclusivamente a la caridad y con ese mismo título. Si la caridad es la especie de limosna lastimera que se da, pues no. Si entendemos por caridad lo que debe entenderse, amor al prójimo, entonces sí que es el mejor antídoto, remedio de la ponzoñosa envidia. La caridad limpia y da esplendor.
domingo, 16 de junio de 2013
Pereza
El Bosco - Pereza |
El Bosco ilustró la pereza con la imagen de un eclesiástico que duerme junto a la chimenea, mientras la fe acude en sueños a recordarle sus deberes. En sueños, así vive el perezoso. Como decía Goethe: "Los perezosos siempre hablan de lo que piensan hacer, de lo que harán; los que de verdad hacen algo no tienen tiempo de hablar ni de lo que hacen".
Un reproche que se hace mucha gente cuando llega a las postrimerías de su vida es sobre el tiempo perdido, ese que nunca más va a poder recobrarse, lo que podrían haber hecho y no lo han hecho, el tiempo de la indolencia, cuando lo creían infinito.
La pereza asesina la voluntad, el tiempo, la vida...El perezoso no está nunca satisfecho consigo mismo, no hace lo que tendría que hacer con los demás y mucho menos consigo mismo, dilapida su vida. Claro que habría que descartar una enfermedad o una depresión, entonces ya no podría considerarse pereza. Cuando se ha descartado. lo que queda es pereza. Se considera un vicio que genera otros muchos vicios.
El perezoso es mediocre porque no ha conseguido dirigir su vida, enriquecerse, crecer. No ha podido o querido hacer aquellas cosas que le hubieran podido proporcionar una vida más plena y satisfactoria.
Contra la pereza está la virtud de la diligencia: acción, productividad frente a la pasividad. Vencer la pereza y dirigir la propia vida en contra del deseo indolente de la postración. El diligente es más culto, más vital. Pero no confundir la diligencia con la hiperactividad. Esta también es un defecto: hay personas que no pueden parar, que tienen que estar siempre haciendo algo de una forma neurótica, de aquí para allá, completamente perdidos tanto o más que el perezoso, porque hacen un derroche de energía in vacuo, que no lleva a ninguna parte.
De modo que pereza no, hay que vencerla y se puede. Pero tampoco el extravío en actividades constantes e innecesarias. Son dos defectos a vencer y se puede, claro que sí.
miércoles, 5 de junio de 2013
Ira
El Bosco - Ira |
La ilustración del Bosco representa la ira con una pelea de dos campesinos que se están dando una buena tunda, mientras que una mujer trata de aplacarlos.
La ira es devastadora, nos convierte en seres destructivos de cuanto nos rodea y de nosotros mismos. Es una especie de caballo de Atila, aunque depende en mucho del grado y la intensidad.
En una pequeña medida, se puede hablar de una ira buena. Nos permite defendernos y rebelarnos ante la injusticia. Hasta Jesucristo la sintió cuando arrojó a los mercaderes del templo. Sin embargo, cuando nos ciega, cuando se convierte en un hábito y está totalmente descontrolada, entonces se convierte en un pecado o en un vicio.
En Occidente, concretamente en el cristianismo, la ira es entendida como "un apetito desordenado de venganza".
¿Cómo hay gente aparentemente tranquila que de repente se revelan como extremadamente crueles y asesinos? Probablemente porque han ido acumulando ira sobre ellos mismos a lo largo del tiempo hasta que finalmente les estalla en las manos y la vierten sobre los demás.
Sin ser asesinos en serie o algo así, a la mayoría nos pasa algo parecido, solo que en plan más modesto. Acumulamos rabia y no sabemos quitárnosla de encima y, en un momento determinado y por cualquier chorrada, le damos un destino equivocado, se la damos al prójimo, a quien le suele pasar lo mismo.
En el Oriente, concretamente en el budismo, la ira es considerada como uno de los Tres Venenos:
La ira
El apego o deseo
La ignorancia.
De cada uno se desprenden otros vicios, en el caso de la ira:
-Cólera
- Resentimiento
- Rencor
- Envidia/celos
- Crueldad
O sea que nada bueno, todo destructivo. El problema que se plantea es ¿qué hacer con la ira? Unos dicen que controlarla y otros que suprimirla (¿reprimirla?).
Desde luego el control es mejor que nada. En el cristianismo se recomienda la virtud de la paciencia. Eso de contar hasta 10 antes de tirarse a degüello, o hasta 100, 1000 o lo que haga falta, parece buena cosa para remediar el ímpetu y tener la dosis mínima de ira bien temperada. Como decía Santa Teresa, en plan estoico:
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza.
Con creencias religiosas o simplemente estoicas, parece buena recomendación. Aunque también la paciencia tiene sus límites.
viernes, 17 de mayo de 2013
Lujuria
El Bosco - Lujuria |
La lujuria es el pecado o vicio de la carne, no de la que te comes (eso sería gula), sino de la que tienes, de la tuya propia. Es el deseo excesivo de sexo. Una línea separa la lujuria de la gula: la cintura. Por tanto no debería considerarse otra virtud que la templanza.
En la ilustración del Bosco hay dos parejas que se están dando a la vida licenciosa y muelle. ¿Qué vendrá después?
El cristianismo ha dado excesiva importancia a este pecado, como si no los hubiera peores. Tanta ha sido la atención que se ha prestado al 6º mandamiento que subdividieron el pecado de la lujuria en: fornicación, estupro, rapto, incesto, sacrilegio, adulterio, polución voluntaria, sodomía y bestialismo.
No hace falta exagerar ni llegar a tanto. A nadie hace daño que dos personas o una sola gocen del placer sexual, siempre que se haga con moderación y sobre todo con respeto. Pero tampoco todo es bueno en el sexo, hay cosas que incluso son delito. Lo peor es el daño que se puede infringir a los otros o incluso a sí mismo. Hace falta recordar los desórdenes que se pueden producir, tales como la violación, la prostitución, la pederastia, etc.
El libidinoso o lujurioso es tan esclavo de sí mismo como el glotón o el alcohólico, es esclavo de su propio deseo inagotable, de su propia obsesión. Los hay adictos al sexo. Don Juan es un desgraciado porque no halla en la satisfacción efímera de su poderoso e inagotable deseo más que un vacío de sí, un vacío que nada llena por muchas que sean las relaciones que tenga con tantas mujeres. Es desgraciado porque no es capaz de amar a nadie, ni siquiera a sí mismo. Por tanto, el sexo tiene que estar siempre dentro de los límites del respeto y el consentimiento mutuos, pero también, en la medida de lo posible, del amor.
La virtud que se opone a la lujuria es la castidad. Claro, depende de qué es lo que entendemos castidad. Si entendemos por castidad abstinencia, entonces supondremos que es buena para quien la elija, pero no obligatoria para nadie. Pero si entendemos por castidad, no abstinencia, sino pureza, entonces es buena para todos. Nada mejor que tener un corazón puro, no ver nada malo donde no lo hay, estar poseído por la alegría, la ternura, la amabilidad, la inocencia... Eso es de lo mejor.
Pero podemos también considerar que la virtud que regularía el apetito sexual fuera también la que regula la gula: la templanza, moderación continencia, el control del apetito desordenado, por tanto el control de sí mismo. La gran virtud de la templanza es tan importante que hace posible el resto de las virtudes.
domingo, 5 de mayo de 2013
Gula
El Bosco - Gula |
Comer y beber cuando tenemos hambre y sed es una necesidad cuya satisfacción produce placer. Pero comer y beber en exceso sin necesidad, transformándose en el único objetivo de la vida es otra cosa.
La gula es el deseo de comer y beber sin medida, sin control. El deleite inicial se va convirtiendo en algo patológico. La gula no es solo una falta falta moral, sino también higiénica, es el descuido de sí mismo, el abandono, el dejarse llevar por el deseo, convirtiéndolo en amo y señor de sí mismo, una forma de esclavitud y una falta de higiene que tiene consecuencias no solo morales como la autodestrucción, sino también patológicas. Es una forma de dependencia con trastornos como anorexia, bulimia, alcoholismo.
Nada más triste que ver a alguien comer hasta hacerse daño sin poder o querer dejar de hacerlo, cómo compadecemos a aquellos que beben inmoderadamente en una clase de autodestrucción. Esclavos del deseo, no pueden o no quieren dejar de hacerlo, son víctimas de sí mismos a causa de no poder controlarse.
El Bosco ilustró este vicio con dos hombres que comen y beben sin parar, se dan un festín al que sin duda están acostumbrados a juzgar por sus dimensiones. Un niño los observa tratando de conseguir alguna de sus viandas. El niño está obeso como su padre debido al la conducta poco ejemplar de su mayor.
La virtud que corresponde a este vicio o pecado es la templanza, también llamada moderación o continencia. Es una de las virtudes principales que hace libres a quienes son esclavos. Nada mejor que beber un vaso de agua cuando tenemos sed, pero también una copa de buen vino cuando estamos comiendo. Pero ya está. Podemos dejar de comer cuando queramos y lo mismo de beber. La templanza o el control de sí convierte el placer en más puro, más bueno, más libre.
No se trata de no gozar, sino en gozar mejor, en preferir la calidad a la cantidad, en liberarse del amo y señor que domina al intemperante, gozar con mesura y el ánimo bien temperado. La templanza es una excelencia, un poder, una fuerza. En suma: una virtud esencial y una bella palabra.
domingo, 21 de abril de 2013
Avaricia
El Bosco - Avaricia |
La avaricia es el vicio de retener, de acaparar, de tener, de no soltar, una especie de estreñimiento moral y una vida virtual. El avaro es un ser que no vive la vida real, que solo goza con la abundancia y que pone todo su tesón en adquirir todo lo que su codicia le pida, que es mucho, que es tanto que es toda su vida.
El Bosco ilustra la avaricia en la mesa de Los pecados capitales con un juez que se deja sobornar por las dos partes en litigio, se aprovecha de su situación para sacarle buen partido. El juez que vende su alma ultrajando la justicia que debiera administrar.
El avaro, a pesar de su riqueza, es un ser desgraciado porque posterga la relación humana en aras de su ambición. Y esa ambición no tiene límites, por lo que es un ser siempre insatisfecho. Como decía Eric Fromm: "La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo".
No se es avaro solamente en el terreno económico, sino también en el sentimental. Se puede retener dinero, pero también besos, abrazos, amabilidad, etc...
Si la avaricia es el vicio de retener, la generosidad es la virtud de dar. Dar dinero y darse a uno mismo. La avaricia es egoísta, la generosidad es desprendida. Quien no es generoso, es cobarde, mezquino, ruin...
La generosidad conduce al amor, ser generoso es esforzarse en amar y actuar en consecuencia. La generosidad es deseo de amor y de alegría. Por tanto ser generoso evita la avaricia, la codicia, la mezquindad. La persona generosa es más feliz que la que está poseída por la avaricia. Nuevamente vuelve la contraposición entre poner todo el esfuerzo en el tener o en el ser.
lunes, 8 de abril de 2013
Soberbia
El Bosco - La soberbia |
Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra y quien esté libre de soberbia, también.
La soberbia es la madre de todos los vicios, y por ella llega casi todo lo malo. El soberbio está encantado de haberse conocido, tiene su ego ensalzado en un trono y menosprecia a los demás. El pecado fundamental consiste en no amar al prójimo, esta es la condición del soberbio-soberbio, porque hay soberbios que lo son por propia ignorancia.
Como decía S. Agustín: "La soberbia no es grandeza, sino hinchazón, y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano".
¿Cómo se puede ser inteligente y soberbio? ¿Cómo se puede no tener conciencia de lo que realmente se es y regodearse en un narcisismo desmesurado como los puercos en el lodazal?
Contra el vicio de la soberbia está la virtud de la humildad, sin confundirla con la falsa humildad ni con la humillación. La humildad es la propia conciencia de sí, de los propios límites de los que carece el soberbio, de lo insignificantes que somos en el mundo, bien poca cosa. La humildad no es bajeza ni mediocridad. Como alguien dijo, ser humilde es amar más la verdad que a uno mismo. Decía S. Agustín, siguiendo el principal precepto cristiano y humano, que hay que amar al prójimo como a uno mismo y que en eso consiste la humildad, en eso consiste la caridad.
Sacar al ego del trono, tener lúcida conciencia de sí, no sentirse por encima de los demás, eso es la humildad, la virtud frente al vicio.
domingo, 31 de marzo de 2013
Los pecados capitales
El Bosco - La mesa de los pecados capitales |
Pecado, otra palabra con mala prensa, esta vez con mayor motivo porque tiene carga de profundidad, tiene un sentido más religioso. Por eso también los pecados capitales pueden llamarse vicios, porque va para todos, creyentes y no creyentes. Oír pecado capital suena a algo muy gordo, y en efecto lo es, no tanto por lo que es en sí mismo (cosas mucho peores que la soberbia hay) sino por lo que acarrea, por lo que destruye de uno mismo.
Los pecados capitales tienen que ver con el deseo, que nunca tiene bastante, que siempre va a más, por tanto con la desmesura. Siempre que uno se pasa tiene que haber algo que lo frene, que no lo haga ir más allá de sus límites. Por pura ley de supervivencia, frente a cada pecado o vicio, tiene que haber una virtud correspondiente.
Los pecados son siete, lo mismo que las virtudes:
Soberbia --- Humildad
Avaricia ---- Generosidad
Lujuria ------ Castidad
Ira ------------ Paciencia
Gula --------- Templanza
Envidia ----- Caridad
Pereza ------ Diligencia
Qué difícil es no verse reflejados en esa lista, un poco de uno, otro poco de otro, un mucho de alguno... Qué fácil es el defecto antes que la virtud, en la que poco se nos ha educado y se sigue educando, ya casi ha desaparecido la palabra como no sea con otra aplicación, pero en el terreno moral suena a rollo o a algo de lo que no vale la pena hablar.
martes, 19 de marzo de 2013
La caridad
Giotto - Caridad |
Si la compasión es buena, la caridad más; si la compasión tiene mala prensa, la caridad la sobrepasa con creces. Caridad suena a brazo cubierto de visón, de pulseras y de anillos de oro que da una limosna a un pobre. Suena también a siente usted a comer a un pobre a su mesa, Los jueves milagro, de Berlanga. Suena requetemal.
Si la caridad fuera eso, sería muy poca cosa, nada entre nada. Pero esa palabra ha sido una de las más prostituidas y devaluadas de la lengua. Caridad es otra cosa. Caridad es amor, a Dios (para los creyentes) y al prójimo, tanto los amigos como los enemigos. Es dar, pero no lo que sobra, es dar lo que se tiene y lo que se quiere dar, es todo. No necesita del sufrimiento ajeno, no necesita un pobre cubierto de harapos para desencadenarse como la compasión, se da porque se tiene, se da porque se quiere, se da amor, no éros ni filia, sino agape, amor universal. El amor que todo lo resume. El amor que ama al desgraciado y al que no lo es.
He aquí un hermosos texto de San Pablo sobre la caridad:
"Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha.
La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa: Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.
La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo parcial. Cuando yo era niño, hablaba como niño. Al hacerme hombre, dejé las cosas de niño. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido".
domingo, 10 de marzo de 2013
La compasión
Picasso - La vida |
La compasión es una virtud que tiene mala prensa. Una canción bastante hortera dice: "compasión no quiero, quiero amor sincero". Da una idea bastante aproximada de cómo se entiende la virtud. Se relaciona con la pena que se siente al ver sufrir a alguien.
Sin embargo, si vamos a la etimología de la palabra, veremos que tiene el mismo origen que simpatía, aunque esta última goza de mejor consideración. Ambas significan compartir con el otro el pathos, lo que se siente, ponerse en el lugar del otro. Como alguien dijo, "reír con el que ríe y llorar con el que llora". Aunque mucho me temo que se trata más de llorar que de reír porque hay más sufrimiento que alegría. De ahí su carácter reactivo. Parece que la compasión necesite el sufrimiento de alguien para desencadenarse.
De ahí que la compasión sea una de las virtudes más importantes, tanto en Oriente como en Occidente, aunque tal vez en el Oriente budista sea considerada como la virtud superior. Pero no así en el Occidente y el cristianismo que, siendo considerada una virtud excelente, no lo sea tanto como la caridad, virtud que también ha gozado de muy mala prensa.
Y además, ¿cómo podríamos ponernos en el lugar del psicópata o del masoquista. Es muy fácil compadecer a la gente que sufre, ponerse en su lugar. Pero compartir el pathos con un malhechor resulta bastante difícil y no sé hasta que punto recomendable.
martes, 19 de febrero de 2013
La cigarra y la hormiga
Samaniego |
Una fábula es un relato breve con moraleja y un alto nivel moralizante. Generalmente se toman los animales como protagonistas con propiedades antropomórficas. Fábulas y fabulistas hay desde siempre, algunos más conocidos que otros. Una de la fábulas que más me han inquietado siempre es la de La cigarra y la hormiga. Esopo, La Fontaine y Samaniego escribieron la fábula.
Canta la cigarra en verano. Sus cantos alegran su vida y la de quienes la escuchan. Canta y canta pero no trabaja, no es previsora, vive el día, el momento y olvida que después del verano vendrá el otoño y el frío invierno en el que será imposible procurarse provisiones.
Mientras la cigarra canta, la esforzada hormiga, que es previsora, trabaja arduamente, sin tregua, es consciente de que tiene que asegurarse la comida del invierno.
Cuando llega el invierno, la cigarra no tiene nada que comer y acude a la hormiga para que le dé algo de comida. La hormiga se la niega y le dice que si en verano cantaba, ahora baile.
Y esta es la lección que la fábula intenta transmitir, pero no es lo que a mí me transmite. Veo a la hormiga como una desnaturalizada, carente de compasión y caridad, valores necesarios para vivir, sin ellos somos como animales.
Compadezco a la cigarra y también creo que la hormiga es digna de compasión porque está llena de rencor y avaricia, sólo vive para sí. Al menos la cigarra ha producido alegría a su alrededor.
jueves, 31 de enero de 2013
Sabiduría oriental
Una mujer fue una vez a ver al Buda, trastornada por la muerte de su hijo. Con el niño muerto entre sus brazos, imploró al maestro una medicina que devolviera la vida a su pequeño.
- De acuerdo -respondió-, pero primero debes traerme una semilla de mostaza.
¡Una semilla de mostaza! ¡Qué fácil! -respondió la mujer.
-Pero -agregó el Buda- debes tomarla de una casa donde nadie haya muerto.
La mujer salió corriendo a pedir una semilla de mostaza y llamó a una casa tras otra. Pero al preguntar si alguien había fallecido en la casa, la respuesta era siempre:
- Desgraciadamente sí. Los muertos son muchos, y los vivos, pocos.
Totalmente desesperada, se preguntaba dónde podría encontrar la semilla que necesitaba. Finalmente comprendió el mensaje: la muerte llega a todo el mundo; no existe escapatoria. Así pues, fue a reunirse con el Buda y dejó a su hijo en el suelo diciendo:
- Ahora sé que no estoy sola en este inmenso duelo. La muerte llega a todos.
Tradicional budista
martes, 15 de enero de 2013
Necesidad de trascendencia
Isabel Guerra |
Si tuviera que explicar por qué Kant perseveró en la creencia en Dios, no encontraría mejor referencia que un pasaje de Víctor Hugo. Lo citaré tal como me ha quedado grabado en la memoria: una mujer anciana cruza una calle, ha educado hijos y cosechado ingratitud, ha trabajado y vive en la miseria, ha amado y se ha quedado sola. Pero su corazón está lejos de cualquier odio y presta ayuda cuando puede hacerlo. Alguien la ve seguir su camino y exclama: "ça doit avoir un lendemain", eso debe tener un mañana. Porque no eran capaces de pensar que la injusticia que domina la historia fuese definitiva, Voltaire y Kant exigieron un dios, y no para sí mismos.
M. Horkheimer, Teoría crítica
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