I. Kant |
Una de las preguntas que cualquiera puede plantearse es ¿cómo debe ser mi conducta? La respuesta le corresponde a la Ética. Desde luego cuando alguien se plantea esto, tiene muchos sitios a los que acudir. Religiones, ideologías, amigos, vecinos, padres... Todos tendrán una respuesta que darle. Pero cuando se lo plantea Kant, no trata de darle ninguna respuesta concreta ya que cree que el criterio y la decisión depende de uno mismo, cree que es hora de hacernos mayorcitos y aprender a pensar por nosotros mismos. No hay soluciones mágicas en la ética kantiana, hay sólo una especie de forma general a la que deberían ajustarse nuestras acciones. Así, cuando uno se plantea la cuestión, la única respuesta posible por parte de Kant es el imperativo categórico. Cuando se oye decir esto, lo primero que se viene a las mientes es: "oiga, esto me lo dice usted en la calle", porque suena rarito. Pero básicamente es la regla de oro pero con más pinta de universal. Se formula de la siguiente manera: "Obra de tal manera que tu conducta pueda ser ley universal". Es el deber que uno decide porque antes de realizar una acción, para saber si obra bien o mal, se pregunta, ¿qué pasaría si todo el mundo hiciera lo mismo? ¿El resultado sería un mundo deseable y habitable? Si todo el mundo roba, si todo el mundo mata, etc, habría que evitar un mundo así. Por tanto, he de hacer lo que cualquiera, no sólo yo, debería hacer para conseguir el mejor de los mundos posibles. De modo que el taradito masoquista debería pensar que el resultado de la universalización de su acción sería absolutamente repugnante.
En tanto que ser autónomo, dotado de razón y de buena voluntad, actuaré de acuerdo al deber que yo mismo me doy.
La película que viene más a cuento es Solo ante el peligro. El sheriff ha dejado de serlo, se está casando y se dispone a marcharse para cumplir su sueño de tener un rancho y vivir en familia. Pero unos bandidos llegan en el tren al pueblo. En un acto de suprema autonomía y valentía, decide enfrentarse a los bandidos sólo porque lo considera su deber, aun cuando vaya en contra de sus propios intereses y los consejos de todo el mundo para que se largue. Se queda solo porque los demás son unos cobardes. El resultado de la universalización de la conducta de los cobardes es un pueblo del que se han apoderado los bandidos. El resultado de la acción del héroe es el de un pueblo donde vuelve a reinar la ley y el orden. Sí, desde luego, Gary Cooper lo tenía muy claro.
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