Las cosas que dependen de nosotros son libres por naturaleza, nada puede detenerlas ni estorbarlas; y las que no dependen son débiles, esclavas, dependientes, sujetas a mil inconvenientes, y enteramente extrañas a nosotros.
Acuérdate, pues, de que si tomas por libres las cosas que por su naturaleza son esclavas, y tienes por propias las que dependen de otro, encontrarás obstáculos por doquier, te verás afligido, turbado, y te quejarás de los dioses y de los hombres. Mientras que, si por el contrario, tomas por tuyo lo que te pertenece propiamente, y por extraño lo que es de otro, nadie te forzará jamás a hacer lo que tú no quieras, ni te impedirá hacer lo que quieres; no tendrás que quejarte de nadie; no acusarás a nadie; no harás nada, ni la más pequeña cosa, contra tu voluntad; nadie te hará mal alguno y no tendrás enemigos, porque no te ocurrirá nada que te sea dañino.
Epicteto, Enquiridion.
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