martes, 27 de agosto de 2013

Meditación







Thich Nhat Hanh es un monje budista que ha impulsado el budismo zen en Occidente. Desde hace mucho tiempo vive en el sur  de Francia, en una comunidad que se llama Plum Village. Practica la meditación de una forma sencilla y efectiva. Lo que sigue es un fragmento de su libro "El verdadero amor".


"Sin la energía de la plena conciencia vivimos como si estuviéramos muertos [...]
Si observas a tu alrededor, verás que hay gente que vive como si estuviera muerta. Albert Camus dijo que estábamos rodeados de cadáveres ambulantes. Gracias a la práctica de la plena conciencia, renacemos de nuevo de inmediato. Estar vivo es estar presente en cada momento, vivir el ahora, y podemos lograrlo por medio de la respiración consciente. En la meditación budista practicamos la resurrección a cada momento: "Respira, estás vivo". El Espíritu Santo está presente en nuestra respiración consciente: "Danos hoy el pan nuestro de cada día". Ésta es la práctica de vivir en el momento presente. En el cristianismo se encuentra la misma enseñanza que en el budismo.
Al meditar andando cada paso que damos nos devuelve al momento presente. Al caminar distraídos sacrificamos el momento presente a un futuro destino: no estamos vivos. Y hablando de destinos, tal vez te preguntes, ¿cuál es mi último destino? ¿El cementerio quizás? En este caso, ¿por qué tienes tanta prisa por llegar a él? La vida no se encuentra en esa dirección, sino en el presente, en cada paso que das. Por eso debemos caminar de tal modo que la vida surja de cada paso que demos"...



viernes, 23 de agosto de 2013

En busca de sentido







Una de las obras más conocidas y leídas de Viktor Frankl es El hombre en busca de sentido, además una de las 10 obras más influyentes en Norteamérica según la Library of Congress en Washington.
El autor la escribió al acabar la Segunda Guerra mundial debido a la necesidad que sentía de narrar su experienci, como la de tantos otros, en los diversos campos de concentración en los que fue confinado. El editor dispuso que además de esa experiencia, narrara los principios básicos de la terapia que estaba naciendo a partir de aquella extrema situación, la Logoterapia. El libro se publicó por primera vez en Alemania en 1946.
Habla de dos temas básicos: su experiencia en el campo y la Logoterapia.
La experiencia en el campo la estructura en el traslado, la estancia y la liberación. Todo lo que ha sido narrado por otros prisioneros, sólo que una experiencia personal que comenzaba por la detención y traslado hacia los diversos destinos de tantos seres humanos tratados tan indignamente. Vagones donde se hacinaban 80 personas, sin poder ver la luz, dentro de los cuales tenían que hacer sus necesidades. Luego la llegada y las primeras selecciones que conducían a dos caminos distintos: al trabajo y a las cámaras de gas.
Y la vida en el campo tan cruel, tan humillante, tan despiadada. El prisionero tenía la tentación de "lanzarse contra las alambradas", o sea de suicidarse para evitar toda aquella miseria y espanto. Uno se sentía desnudo, sin ningún bagaje, sin nada que esperar. Cuenta el día a día de su estancia dejando de paso lo más tremendo y centrándose en lo más cotidiano.
La liberación, en contra de lo que podría parecer, no fue tampoco un momento alegre, sino de desorientación, de desconcierto. Con el agravante de que su esposa murió en otro campo, pero en el momento de la liberación, al ser pisoteada por la multitud.
De toda esta experiencia, fue creando la Logoterapia. Y es que vio que, a pesar de cualquier situación por extrema que sea, nadie te puede arrebatar la dignidad ni la libertad. No somos libres para elegir lo que nos pasa, pero sí para elegir el modo en que reaccionamos ante lo que nos pasa, por muy malo que sea. Por eso soportamos el sufrimiento y tratamos de darle sentido. Hizo suya la expresión de Nietzsche. "Quien tiene un porqué para vivir, encontrará el cómo".
El hombre debe encontrar una razón para vivir incluso en las situaciones más extremas de sufrimiento basado en su dimensión espiritual. 
La Logoterapia trata de dar un sentido a la existencia humana y una condición fundamental es el amor.

  

lunes, 22 de julio de 2013

Viktor Frankl



 
Viktor Frankl


Nació en Viena en 1905 y murió en la misma ciudad en 1977. Fue catedrático de Neurología y Psiquiatría y fundador de la Logoterapia, la tercera escuela vienesa de Psicoterapia. Escribió numerosos libros, entre los que destaca El hombre en busca de sentido, uno de los 10 libros que más influencia han tenido en América, según la Librería del Congreso en Washington.
Pero lo más destacable de Viktor Frank es su condición de auténtico superviviente, después de haber sido internado en diversos campos de concentración por ser judío, el último Auschwitz, hecho que pudo haber evitado.
Su hermana huyó a Australia, su hermano quiso huir a Italia, pero fue detenido y deportado a Auschwitz donde murió junto a su familia. Viktor lo tenía más fácil, puesto que poseía un visado para vivir en Estados Unidos. Pero pensó en lo desprotegidos que quedaban sus padres, puesto que intentó obtener un visado para ellos y no pudo conseguirlo. Él y su joven esposa habrían podido huir y tener un futuro prometedor, pero se quedaron. Un día Viktor entró a meditar a la catedral de San Esteban, se sentó y estuvo dando vueltas al asunto: huir de la barbarie, podía hacerlo, pero dejaba solos a sus padres; quedarse era correr un gran riesgo.
Regresó a su casa y encontró la respuesta, la mejor respuesta: se iba a quedar a ocuparse de sus padres. Al cabo de pocas semanas la barbarie, la maldad sin límites entró a su casa, los detuvieron a todos y los llevaron a campos de concentración. Allí murieron todos menos Frankl, que había entendido muy bien que "prójimo" viene de próximo y que los que están al lado son los primeros prójimos. Porque hay mucha gente que se embarca en ONGs, se van a lo lejano y descuidan a los próximos, que tal vez no dé tanto caché.
Muchos supervivientes de los campos de concentración no pudieron sobrevivir una vez fuera, muchos terminaron en el suicidio, la vida les resultaba absurda. Tal es el caso de Primo Levi que lo hizo bastantes años después. Pero Viktor Frankl, que en bastantes ocasiones tuvo esa tentación, siguió adelante venciendo las muchas dificultades que se le presentaron. Y más que probablemente, como terapeuta y como escritor, haya ayudado a mucha gente. Recuperó el sentido de su vida.

viernes, 12 de julio de 2013

Feliz cumpleaños



 
Platón y Aristóteles


M. A. es mi ser más querido. Se trata de un joven honesto, enemigo de la mentira, incapaz de la traición a un amigo. Es un ser noble y cabal donde los haya. M. A. es un hombre bueno. Y yo me congratulo de los enormes valores que atesora. Nunca responde al mal gesto de un amigo con otro mal gesto. Y siempre pone buenas y sensatas palabras para aplacar al airado.
Aristóteles no escribió la Ética a Nicómaco para su hijo, sino que alguien que ordenó los libros le puso este título en alusión al nombre de su hijo. En esta obra hay mucho espacio, muchas bellas páginas dedicadas a la amistad.

"Es más fácil contemplar a nuestros prójimos que a nosotros mismos, y sus acciones que las propias, y las acciones de los hombres buenos cuando éstos son amigos suyos, son gratas a los buenos... El hombre dichoso necesitará de tales amigos, ya que quiere contemplar acciones buenas y que le pertenecen, y tales son las acciones del hombre bueno amigo suyo".

Aristóteles, Ética a Nicómaco.



viernes, 5 de julio de 2013

Meditación de Marco Aurelio









Dice Marco Aurelio al comienzo del libro II de sus Meditaciones:

"Al amanecer, dite a ti mismo: me voy a tropezar con un indiscreto, un desagradecido, un insolente, un envidioso, un insociable. Todo esto les sucede por su ignorancia del bien y del mal. Pero yo que he visto la naturaleza del bien, que es lo bello, y la del mal, que es lo vergonzoso, y la del mismo que comete la falta, que es de mi género, partícipe no de la misma sangre o semilla, sino de la mente y de una partícula divina, no puedo sufrir daño por obra de ninguno de ellos, pues ninguno me cubrirá de vergüenza; y no puedo enfadarme con un pariente ni odiarlo, porque hemos nacido para una tarea común, como los pies, como las manos, como los párpados, como las hileras de dientes superiores e inferiores. De modo que obrar unos contra los otros va contra la naturaleza y es obrar negativamente enojarse y volverse de espaldas".



domingo, 30 de junio de 2013

Envidia




El Bosco - Envidia

La envidia es la pena ante el bien ajeno. O sea, algo horrible para el que siente envidia. Que uno se alegre por la dicha ajena es extraordinario, que sepa reconocer los méritos de los demás es de lo más saludable, pero que se apene cuando los otros son dichosos, les van bien las cosas, eso es además de mezquino, pantanoso, cenagoso, insalubre...
 El Bosco ilustra la envidia con un burgués que trata de seducir a la mujer de otro y un mercader que mira a un joven noble que pasea con el halcón en el puño. Seducir a la mujer de otro, mirar al joven noble, ¿pero qué hacen estos personajes? Están pendientes de otros, están fastidiados porque no tienen lo que tienen otros.
Eso le pasa al envidioso, nunca está pendiente de su vida, está pendiente de lo que tienen o no tienen los demás, es el ser más desgraciado que existe. Casi más que un pecado o un defecto es una infelicidad.
La envidia se relaciona con el rencor, ese gusano en la conciencia del que hablaba NIetzsche, esa autodestrucción de uno mismo. Porque si tuviera vitalidad y aprendiera a vivir su vida, dejaría de ser envidioso y rencoroso.
Muchas veces decimos: qué envidia me das, pero envidia sana. No existe la envidia sana. Como decía Borges: "El tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen que es envidiable". Y es que la envidia es siempre una desgracia. Cuando decimos eso de la envidia sana, tendríamos que usar otras palabras, porque o es envidia o no es envidia, pero es imposible que sea envidia sana.
Contra el vicio de la envidia, el cristianismo propone la virtud de la caridad. Ya he hablado de este tema en otro post dedicado exclusivamente a la caridad y con ese mismo título. Si la caridad es la especie de limosna lastimera que se da, pues no. Si entendemos por caridad lo que debe entenderse, amor al prójimo, entonces sí que es el mejor antídoto, remedio de la ponzoñosa envidia. La caridad limpia y da esplendor.

domingo, 16 de junio de 2013

Pereza




El Bosco - Pereza


El Bosco ilustró la pereza con la imagen de un eclesiástico que duerme junto a la chimenea, mientras la fe acude en sueños a recordarle sus deberes. En sueños, así vive el perezoso. Como decía Goethe: "Los perezosos siempre hablan de lo que piensan hacer, de lo que harán; los que de verdad hacen algo no tienen tiempo de hablar ni de lo que hacen".
Un reproche que se hace mucha gente cuando llega a las postrimerías de su vida es sobre el tiempo perdido, ese que nunca más va a poder recobrarse, lo que podrían haber hecho y no lo han hecho, el tiempo de la indolencia, cuando lo creían infinito.
La pereza asesina la voluntad, el tiempo, la vida...El perezoso no está nunca satisfecho consigo mismo, no hace lo que tendría que hacer con los demás y mucho menos consigo mismo, dilapida su vida. Claro que habría que descartar una enfermedad o una depresión, entonces ya no podría considerarse pereza. Cuando se ha descartado. lo que queda es pereza. Se considera un vicio que genera otros muchos vicios.
El perezoso es mediocre porque no ha conseguido dirigir su vida, enriquecerse, crecer. No ha podido o querido hacer aquellas cosas que le hubieran podido proporcionar una vida más plena y satisfactoria.
Contra la pereza está la virtud de la diligencia: acción, productividad frente a la pasividad. Vencer la pereza y dirigir la propia vida en contra del deseo indolente de la postración. El diligente es más culto, más vital. Pero no confundir la diligencia con la hiperactividad. Esta también es un defecto: hay personas que no pueden parar, que tienen que estar siempre haciendo algo de una forma neurótica, de aquí para allá, completamente perdidos tanto o más que el perezoso, porque hacen un derroche de energía in vacuo, que no lleva a ninguna parte.
De modo que pereza no, hay que vencerla y se puede. Pero tampoco el extravío en actividades constantes e innecesarias. Son dos defectos a vencer y se puede, claro que sí.