Aranguren |
Parece que han pasado mil años cuando Tierno Galván, García Calvo y López Aranguren fueron expulsados de la Universidad española por el régimen franquista. Y también da la sensación de que no hayan existido nunca. No se oye hablar demasiado de ellos, especialmente de Aranguren que dedicó su vida a la reflexión ética, que es ya un clásico aunque bastante olvidado.
Para traerlo a la memoria, recuerdo un texto del insigne profesor:
"¿Dónde encontrará el hombre esa coincidencia de las realizaciones con los proyectos, esa perfección de sí mismo en que consiste la felicidad? No puede encontrarla en la sujeción a un trabajo que no se ama. La cuestión estriba entonces -al menos por ahora, en tanto que las utopías no se cumplan- en devolver plena dignidad, sentido humano y, por supuesto, remuneración justa al trabajo, esto es, modificarlo cuanto sea menester para que puedan ponerse en él interés, vocación y amor; y en dar también sentido humano, humanista, perfeccionante, al ocio y la distracción. No, pues, opción entre una "cultura de trabajo" y una "cultura de ocio", sino cultura, a la vez de nuestro trabajo y de nuestro ocio en el marco de la ciudad. Solamente así podremos lograr, en la medida de lo asequible sobre la tierra, la máxima aspiración de los seres humanos: ser felices".
José Luis López Aranguren, Ética de la felicidad y otros lenguajes.
No sé si mi lagrimita es por Aranguren, por la dignidad del trabajo, por las utopías...
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